Copio y replico un reportaje de Roberto Farías.
Paula 1174. Sábado, 23 de mayo de 2015.
Como si bajáramos al posible mausoleo de JUAN MAINO CANALES, se siente el frío gélido del subterráneo del Centro de Investigación y Desarrollo de la Educación, CIDE. Este lugar era el emblema de las propuestas educativas jesuitas en la gran reforma educacional del ex Presidente Frei Montalva. Es una casona neoclásica ubicada en Erasmo Escala en pleno barrio universitario de Santiago. Allí en el subsuelo; en el polvo hay timbres viejos, máquinas de escribir y papeles que parecen intactos desde los 60'.
A fines de agosto de 2014, Marcela Jiménez, periodista encargada de comunicaciones del CIDE, recibió una bolsa con material para conmemorar los 50 años del centro de investigación. Entre muchas cosas, había una serie de fotos sueltas que le llamaron la atención. Y ya que "las sociedades humanas suelen enterrar el espíritu de su civilización en calabozos, cementerios y bodegas", Marcela partió al sótano para averiguar si había más fotos.
- Entre tanta cosa que encontré me llamaron la atención estas maletas metálicas como de la Segunda Guerra Mundial. Tan firmes. Y cuando las abrí me sorprendí más. ¡Eran diapositivas de los años 70! Eran cuatro cajas metálicas verdes. En una había un diaporama con gráficos y en las otras tres, hileras de diapositivas ordenadas por tema. Eran cerca de 250 fotos.
- Primero las ví a contraluz porque no encontraba un visor por ninguna parte. Tuve que reparar uno muy viejo con cinta adhesiva. Y quedé prendada. ¡Es que eran tan buenas! ¡Tan bonitas!
Eran imágenes de niños.
Marcela comenzó a mostrarlas para averiguar quién podría ser el autor. Fue el educador Juan Zuleta, quien se agarró los lentes y le dijo con su voz suave y pausada: - Son de Juanito. Sin duda.
Se quedó largo rato mirándolas ensimismado. Se tuvo que sacar los lentes para secarse los ojos.
- Hacía mucho que no las veía. De aquellos años, cuando a Juanito Maino lo detuvieron. Me produjo una sorpresa el hallazgo pero también una enorme pena - dijo Zuleta.
Aquellas fotos las hacían juntos entre 1973 y 1976 para el proyecto de educación popular “Padres e Hijos”.
En el CIDE se refugió el cura jesuita Gerardo Whelan (famoso por la película Machuca), expulsado del Saint George’s, el dibujante Emelín Parraguez y el verdadero “Machuca”. Y también numerosos miembros del Movimiento de Acción Popular Unitaria (MAPU) como Carlos Ortúzar y Juan Maino Canales.
JUAN MAINO CANALES |
Maino era del MAPU y su familia no tenía idea. Es uno de los tres ciudadanos ítalo-chilenos desaparecidos en dictadura, por lo cual el gobierno italiano inició un juicio, ahora; el 2014
A pesar de los 90 mil escudos de la época que recibía (unos 150.000 pesos de hoy), Maino se tomaba varios días en desarrollar la idea e ir en su propia citroneta blanca.
- En esa citroneta desapareció o se la llevaron con él, dice Zuleta.
EL FOTÓGRAFO DEL MAPU
Whelan - el jefe - discutía a gritos con Maino: - ¡Cómo va a ser tan difícil tomar un par de fotitos!
- Una vez tuve que pasar a la casa de Whelan y me dijo - dice Juan Zuleta–: vas a oír o ver cosas que quizá no te convenga y puede ser peligroso.
Ahí estaban Carlos Ortúzar, Eugenio Tironi, Carlos Montes (actual senador) y otros miembros de la directiva del MAPU clandestino. El resto estaba en el exilio.
JUAN MAINO CANALES militaba en el MAPU desde antes de la UP. Su madre, Filma Canales era una conocida documentalista y profesora del Instituto Fílmico y una de las primeras críticas de cine en Chile. MAINO se conseguía películas con ella y organizaba exhibicionesy talleres con niños en las poblaciones. En eso lo acompañaba GLORIA TORRES, su pareja de entonces, que estudiaba Derecho en la Universidad de Chile.
La encargada de comunicaciones del CIDE, Marcela Jiménez, encontró 4 cajas metálicas con 250 diapositivas de Maino. |
- Íbamos a los comedores populares de Lo Hermida a tomar fotos de niños, era su tema. Siempre andaba tomando fotos. También en las marchas y actividades del MAPU -
Los MAINO vivían bien. Su padre era gerente de una gran empresa lechera del sur y tuvieron un buen pasar.
Margarita Maino recuerda que su hermano Juan siempre fue muy cuidadoso, muy discreto en cuanto a su vida política. Especialmente después del golpe.
- Creo que para no ponernos en riesgo. Por eso dejó ese testamento - dice Margarita.
- ¿Cuál testamento? ¿Dónde está?
- Unos días antes de que desapareciera, me pasó una carta para la mamá, con la condición de que la abriera solo si le pasaba algo. Y eso lo sabrían porque llamarían a la casa y dirían: “Juan está enfermo”. Y así fue.
Un día antes, al despedirse, no quiso acercarse a la casa en Bilbao y dejó a Margarita, de 17 años, con un televisor en la vereda de Avenida Ossa. Fue la última vez que se vieron. Dos días después recibieron el llamado: “Juan está enfermo”.
La misión secreta de JUAN MAINO era brindar seguridad a la cúpula del MAPU y servir de correo humano a Carlos Montes, el máximo dirigente en la clandestinidad. Si alguien quería llegar a Montes, tenían que pasar por MAINO.
GLORIA TORRES recuerda que el día antes de ser detenido discutió con Juan cuánto era posible y ético soportar las torturas sin hablar. - Él tenía la idea que había que soportar tres días. ¿Y por qué tres días?, le pregunté a mi vez. “Porque en ese tiempo el partido se puede reorganizar completo y los compañeros se pueden esconder en otro sitio”-
Y cumplió su palabra. Luego de detenerlo en un departamento de Villa Los Presidentes, en Ñuñoa, la noche del 26 de mayo de 1976. Junto a Antonio Elizondo y Elizabeth Reka, entre los pocos rastros de sus últimos momentos, está el testimonio de un detenido en Villa Grimaldi que reconoció el ruido defectuoso del motor de su citroneta y la voz del “Doc”, el torturador de la Dina Osvaldo Pincetti, que dijo al pasar que el dueño de ese auto “se les había ido en el primer interrogatorio”.
Sobre la mesa del departamento quedó una botella de vino, su reloj pulsera y una taza sobre la revista Foto-graph. Carlos Montes se salvó. Bautizó a su hija Juanita en honor a Juan.
A la familia de MAINO, como no era militante de izquierda, le costó comprender a qué verdad se enfrentaba.
Filma su madre, que era una señora aristócrata, se dedicó 100% a encontrar a su hijo. Iba a la puerta del campo de prisioneros Cuatro Álamos con la foto de Juan preguntando a la gente que entraba o a prisioneros que liberaban: “¿Han visto a esta persona? ¿Estará detenido acá?”. Participó en la primera huelga de hambre por los detenidos desaparecidos en la Iglesia San Francisco, en 1977.
Su primo Pablo Adriasola, también fotógrafo, Gloria Torres, Víctor Maturana y otros amigos recordaron que Juan les dijo después del golpe que había enterrado sus fotos del movimiento obrero.
- Era una larga serie de fotos que hizo durante la UP para un diaporama del MAPU - recuerda GLORIA TORRES. La única pista que les dio es que las había enterrado junto a un papayo.
- Como la familia tenía una casa en Algarrobo donde había un papayo, pensaron que era ahí. Excavaron el jardín entero varias veces y nunca encontraron nada. De repente hacían expediciones para buscar las fotos perdidas de Juan. En la casa de los abuelos, en un jardín cercano. Bajo cualquier papayo que encuentran. Todavía no aparecen.
ENTERRAR EL MOTOR
- Alrededor de 1985 - recuerda Margarita Maino - se nos acercó un ex colaborador de Colonia Dignidad que decía que ahí habían enterrado unos autos de detenidos desaparecidos.
Se trataba del matrimonio de Georg y Lotti Packmor quienes se había fugado de la colonia. Sostenían que dos colonos cercanos al doctor Hopp, Gerard Mucke y Kart Stricker, tuvieron la tarea de enterrar los motores y carrocerías y borrar los números de serie con una lima. Los autos, entre ellos un Citroën blanco, habían sido regalados a los alemanes por el general Contreras.
- Nadie nos creyó - dice Margarita - o en realidad los jueces nunca hicieron nada por la causa. Hasta que en 2003, el ministro Jorge Zepeda tomó el caso.
En marzo de 2005, allanó la colonia y en un campo muy retirado, ya cerca de las montañas, como si la tierra se negara a ser cómplice, apareció un barretín donde habían sido sepultados dos motores de auto.
Gloria Torres con Margarita, lograron llegar al sitio.
- Y fue emocionante porque - dice Gloria - te das cuenta qué tan abierta está la herida. Instintivamente nos pusimos a sollozar con Margarita frente al motor como si fueran los restos de Juan, su cuerpo. ¡Lo queríamos sepultar, homenajear, no sé, algo! ¡Imagina el vacío!
Quizás por suerte, un miembro de la PDI interrumpió sus sollozos y les dijo que estaban llorando en el motor equivocado. Que el Citroën estaba un poco más allá. Que ese era un Renault.
Las hermanas de Juan Maino: Bernardita y Margarita.
Tiempo después hicieron una romería y una especie de funeral simbólico en el lugar del entierro, que quedó registrado en el minidocumental El valor de la esperanza. Y el curioso deseo de sepultar el motor, lo convirtió en obra de teatro el hijo de Gloria Torres, Leonardo González, en la obra. "Aquí no se ha enterrado nada" y que ganó el concurso de dramaturgia de la Universidad de Chile en 2012. Antes había hecho el monólogo "Madre he vuelto", que retrataba la lucha de Filma.
El hallazgo del motor de la citroneta permitió condenar a Manuel Contreras y a otro miembro de la Dina como autores de la desaparición de Maino y a tres integrantes de Colonia Dignidad como cómplices. Pero, a su vez permitió, que en 2014 se sumara el caso de Maino al llamado “Juicio al Plan Cóndor” que inició el gobierno de Italia contra militares y civiles de Bolivia, Argentina, Uruguay y Chile que se coludieron en los años 70 para detener y hacer desaparecer a numerosas personas, entre ellos 33 ciudadanos italianos.
Maino era ítalo-chileno. Su padre era descendiente de un pobrísimo tallador de muebles de Ancona, al norte de Italia.
En mayo de 2014, los familiares de Maino fueron recibidos por el Papa Francisco I en Roma y por el fiscal principal de la causa italiana. Posteriormente, en una cena que organizó el embajador de Chile, Fernando Ayala, él se acercó a Margarita y le dijo:
-¿Y si hacemos una exposición con las fotos de Juan?
Así se gestó la primera exposición oficial de las fotos de MAINO que se exhibirá en Roma, a partir del 1° de junio, en una sala auspiciada por la embajada de Chile y luego, en una muestra colectiva en Milán y otra en el salón del ayuntamiendo en Bologna.
- En Bologna será bonito - dice Margarita–. El año pasado fui allá a hacer una charla a un colegio junto a una torturada uruguaya y mostramos las fotos de Juan. Fotos de niños, de esa pobreza que es tan lejana a lo europeo. Y, al mostrarlas, me conmovió su mirada, su preocupación por los niños. ¡Y pude llorar por primera vez desde que desapareció!
La ex pareja de Juan, Gloria Torres, recuerda de pronto un hecho singular. Quizá para el último cumpleaños de Juan, en febrero de 1976, le preguntó cuál sería un buen regalo y él le mostró unas cajas metálicas verdes para guardar diapositivas que vendían en la tienda Reifschneider de Huérfanos.
- Las vi y le dije: ¡Pero si unas cajas te las puedes hacer tu mismo! Pero él era riguroso, y me dijo: “Esas cajas son herméticas, están hechas para durar mucho, mucho tiempo” -
Le regaló tres. Él ya tenía una. Esas son las cuatro cajas que aparecieron 39 años después con sus fotos intactas.
JUAN MAINO germina desde el subsuelo.
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Copio un posteo de Felipe Henríquez Órdenes; "Retazos de la memoria"
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Copio un posteo de Felipe Henríquez Órdenes; "Retazos de la memoria"
HERMANA NIÑA
por MARIA OLIMPIA BUENO (Hermana de Carmen)
Hermana niña Con miedos por la vida que comienza.
Fantasmas y monstruos que te perseguían nublaban a veces la alegría de tu sueño de niña y tu te refugiabas en mí buscando protección y al conjuro de una letanía o de una canción, las dos, pequeñas pero juntas, nos disponíamos a luchar y a vencer.
Hermana hija revoltosa y mimada. Tu mirada y tu sonrisa eran el encanto que destruía absolutismos. Todo se te daba, todo se te consentía Cuántas horas de alegría distes y recibiste de esos padres que te cuidaban como un bello tesoro! qué no harían ellos por ti y tú por ellos!
Hermana escolar alegre, llena de curiosidad por todo. Amiga inconfundible y leal. Llena de esfuerzo por lograr el deber superado. Solidaria en las rebeldías sin aceptar imposiciones Compartimos todos esos años y nuestras vidas se fundieron aún más.
Carmen Bueno Cifuentes
Foto: Marcelo Montecino
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Hermana proyecto mujer hermosa como una princesa de cuentos, como una mariposa que abre sus bellas alas al amor. Lo buscastes incansablemente, tenaz, a tu manera, desgarrando convenciones, rompiendo caretas y te entregaste a cada promesa a cada quizás!
Hermana política madura, consecuente. Tu amor a la vida y al hombre te llevan a luchar por la justicia al lado de tu pueblo. Tu valentía y coraje un ejemplo a seguir. Tu ternura y fortaleza son constante apoyo en los días de lucha.
Hermana, mi hermana
Así te viví durante esos veinticuatro años. Siempre juntas. Tu alegría fue mi alegría, tu pena fue mi pena. Los años que siguieron han sido un constante anhelo de ti. Te busco en mí, rasguño la memoria, detengo el tiempo y te cuento de mí, de ese vacío que hay en mi alma desde que no te vivo, de mi exilio, de mis hijos.. que nunca te sabrán, pero que te adivinan por medio de la magia del cuento y el esmero.
El viento me oye. Espero te lleve mi voz donde quieras que estés. |
Desaparecida
En una palabra tengo que ahogar toda tu vida ¡No es justo! Una sola palabra y tantas vidas ¡No, no es justo! ¿ Y qué palabra resume tus sueños truncos tus hijos que no fueron, tus alas cortadas?
¡No es justo! Hermana querida
María Olimpia Bueno, tu hermana.
CARMEN CECILA BUENO CIFUENTES. Desapareció en Santiago, en noviembre de 1974. Tenía 24 años de edad, estaba soltera y su profesión era la de cineasta. Como tal, trabajaba para Chile Films, siendo además militante del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR).
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El 29 de noviembre de 1974, cuando la detiene la DINA rumbo a su trabajo, detienen también a su compañero del MIR y de Chile Films; Jorge Hernán Müller Silva. Ambos fueron vistos en “Villa Grimaldi” y en “Cuatro Alamos”, desde donde finalmente desaparecieron.
Las imágenes y el poema, le fueron entregada a Felipe Henríquez Órdenes por María Olimpia Bueno Cifuentes, hermana de Carmen.
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