Rubén Cárcamo Bourgade

jueves

DESACREDITADOS, según Cristian Warnker y un par de comentarios


La desacreditación causada por el cierre de la Universidad del Mar nos alcanza a todos - como sociedad - en distintos niveles. 

Quienes siempre hemos sabido que la educación no es un bien de consumo más, debimos haber estado más alertas y haber usado las tribunas de las que disponíamos para levantar la voz mucho antes que los estudiantes salieran a las calles a denunciar la corrosión que la usura estaba provocando en el sistema universitario. Pero los que están muy desacreditados hoy son los que debieron haber hecho cumplir la ley con celo y firmeza desde el Ministerio de Educación y no lo hicieron durante décadas. 

Desacreditados están también aquellos empresarios que, burlando la ley, invirtieron en crear universidades no para aportar al desarrollo intelectual y cultural del país (como era el objetivo original de la ley que les abrió la puerta a los privados al sistema), sino para aumentar su propio patrimonio. Y qué decir sobre los legisladores que no hicieron debidamente aquello para lo que están expresamente mandatados: fiscalizar. Ahora nos enteramos que varios de ellos (y de todas las tendencias) tienen intereses en universidades e inmobiliarias hoy en tela de juicio. 
Tampoco el llamado cuarto poder - el periodismo - hizo bien su tarea. Salvo aisladas y silenciadas investigaciones, nadie se dio el trabajo de inquirir a fondo sobre el sistema de educación superior. Es como si un velo nos hubiese tapado los ojos y embotado nuestra conciencia ética. 
Decir que el caso de la U. del Mar es un caso extremo es seguir envueltos en una ceguera que a estas alturas se acerca al cinismo. 
Se acabó el tiempo de los eufemismos: ya no cabe decir que "huele a rosas", cuando se están abriendo las alcantarillas ante nuestras narices. Porque esto huele peor que Freirina. 
La Educación Superior, que debiera ser la columna vertebral del desarrollo intelectual del país, está convertida hoy en un vertedero de turbias operaciones y negociados de todo tipo. ¡Si hay una universidad que prefirió invertir sesenta millones en un soborno para mejorar su acreditación, en vez de reinvertir sus excedentes en libros o investigación! 
Y acabamos de saber de una directora de una carrera de la salud que falsificó su título universitario y medió para que la universidad hoy en proceso de cierre tuviera acceso a un campus clínico. Probablemente otros ilícitos deben todavía salir a la luz, no tan burdos como los de la U. del Mar, pero no por eso menos graves. 
¿Qué pensarían don Diego Barros Arana, don Andrés Bello, o el insobornable Jorge Millas (autor de la memorable "Idea de la Universidad") si pudieran ver la realidad universitaria actual, que para ellos tenía un carácter casi sagrado? 
Muchas veces los períodos de bonanza económica en los que todas las energías de un país están puestas en superar las urgencias que plantea la pobreza terminan por ocultar las otras miserias, no por ello menos relevantes, como lo son la indigencia moral o espiritual. Y por esa pérdida de visión terminamos en esto: universidades estatales -que el Estado debió haber cuidado y desarrollado como patrimonios esenciales de la nación- diezmadas, con la Contraloría respirándoles en la nuca y obligadas a competir con otras pseudo-universidades que han bailado la cueca arriba del piano por muchos años, con créditos del Estado y sin fiscalización alguna. Y todo en nombre de la libertad. 
¡Libertad, libertad: cuántos crímenes se cometen en tu nombre! Pero al final - o al comienzo - de toda esta cadena de desacreditaciones compartidas están las dos coaliciones gobernantes - Alianza y Concertación -, las más desacreditadas hoy por haber permitido y posibilitado la decadencia de nuestra educación superior, pilar fundante de la República. ¿Tendrán el coraje moral de hacerse cargo de su responsabilidad política y ética? 

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Comentarios:

¿Hacerse cargo de responsabilidades éticas y políticas? Difícil Cristián. 
Todo parte y termina en el mismo Congreso, ahí se cuecen las habas, se reparten los cargos, se inician los emprendimientos (políticos inmobiliarios,¡dónde se ha visto!) y después, cuando todo revienta, se socializan las pérdidas -" los jóvenes son también culpables por haber elegido mal " - y se invoca al Estado para que se haga cargo (con la plata de todos los chilenos). Igual que una crisis bancaria, la misma cosa, no hay culpables de peso, sólo medios mandos y uno que otro "operador". 
De ética ¿qué podemos decir? Cuando todo consiste en apropiarse de los bouchers que aporta el Estado. La guinda de la torta que acabo de ver en el caso escolar: el aumento disparado de escolares diagnosticados con TDAH (déficit atencional), pasaron de 7.900 a 28.000, en apenas un año!    ¿La razón?  Pues los bouchers que reciben los sostenedores por cada niño tratado con Ritalín ¡se triplicaron hasta los 150 mil pesos!
Ahí tenemos ahora verdaderas escuelas psiquiátricas donde en una sala, la mitad de los niños se mantienen medicados por años tras un diagnóstico "recomendado" por la profesora. Y después, con artilugios, hacen lo imposible para que los padres no puedan retirarlos tras comprobar que sus hijos empeoran cada día. Claro, así perderían la transferencia estatal. 

Plan Marshall, Cristián, a Chile le falta un tremendo plan Marshall. 

Saludos.
Andrés García Jorquera
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Cristian:
El MODELO está desacreditado
Las ACREDITACIONES  están desacreditadas.
La POLÍTICA está desacreditada.
Los POLÍTICOS están desacreditados.
Los PARLAMENTARIOS están desacreditados.
Los PARTIDOS POLÍTICOS están desacreditados.
El BINOMINAL está desacreditado.
El CONGRESO está desacreditado.
La CONSTiTUCION está desacreditada.
El GOBIERNO está desacreditado.
El SERVICIO de IMPUESTOS INTERNOS está desacreditado.
Las UNIVERSIDADES PRIVADAS que lucran están desacreditadas.
Las AFP están desacreditadas.
Los BANCOS están desacreditados.
Las ISAPRES están desacreditadas.
La POLAR está desacreditada.
La IGLESIA está desacreditada
El RETAIL está desacreditado.
Los PRODUCTORES de pollo, chancho, leche, fruta,  están desacreditados.
Las FARMACIAS están desacreditadas.
Los EMPRESARIOS están desacreditados.
La SALUD está desacreditada.
La EDUCACIÓN está desacreditada.
La PREVISIÓN está desacreditada.
La SOFOFA está desacreditada.
La CPC está desacreditada.
La SNA está desacreditada.
El modelo está desacreditado.
...
Los ESTUDIANTES están ... ¡NO!, ellos no están desacreditados.
Son los únicos que están acreditados ante la ciudadanía.
Son los que destaparon la olla del lucro.
Son los únicos que mañana pueden corregir modificar o cambiar el modelo,  por uno a escala humana, uno que esté al servicio del ser humano y no el ser humano al servicio del lucro.
Atte.
Jorge Enrique Opazo Villegas
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CON USURA









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