Rubén Cárcamo Bourgade

sábado

3.- Bonito lo que le escribiste

- Bonito lo que le escribiste. Claro que en esa parte de que “te va a matar si no te responde la carta” es un poquito afeminando.
- Eso lo saqué de un poema que le hice a mi primo Willie, el de Francia cuando regresó del socialista Paris 1990 y trató de explicarme por qué no me había contestado una carta que le envié allá por los años 78. Le quedó dando vueltas durante doce años, No me respondió y es como si me hubiera dado muerte y desde aquel entonces nos miramos distantes, como se miran los muertos.¿Qué tiene de femenino? Nada.
- ¿Y a quien más le mandaste la carta respuesta?
- A JK, Jorge Abarca, a la Walkiria y al Aitel Tileman
- ¿Y por qué se las mandas a tantos si se las estás dirigiendo al Cucho?
- Puesto que me refiero a ellos en la carta, trato de mantener una conversación con todos. Que no parezca pelambre.
- O sea, ¿Cómo Conversaciones en la Catedral de Mario Vargas Llosa?
- Bueno no tanto como eso pero... Conversaciones... No leí el libro. Me aburre Vargas Llosa.
- ¿Y quienes te han contestado?
- El Cucho. Parece que se anduvo asustando y me hizo un conjuro para que no me muera. Me contestó al tiro. El Jorge Abarca, que me agradece lo escrito porque le hace pensar. Tú sabes cómo es el Jorge. Me recuerda a la Myriam Waisberg, una de las pocas que me agradeció el Rompecabezas en el Hemisferio Sur. ¿Eran del mismo partido, no es cierto? La última vez comentamos que el socialismo era una cosa entre nosotros, los iguales. Se rió un poquito. Correctamente. (Ah. Mi querida Myriam Waisberg que nunca me hizo clases y a quien sus viejos compinches llamaban D’Artagnan. Junto a sus gestos livianos y frugal sonrisa irónica compartí anotaciones de pasillos sobre su investigación de las Casas de Playa Ancha. Los sweater que se tejía siempre le quedaron grandes pero no su amor a Valparaíso. Hoy comparto con ella igual apodo.)
La Valkiria no. No me ha contestado porque seguramente anda por Sumatra mirando las textiles o en el Yemen del Sur copiando diseños. O porque piensa que soy muy enredado. O porque está rindiendo su examen de Marketing. Pero con ella me carteo de lo lindo. A puros chistes. Tú ya leíste el intercambio. Adoro su carcajada. Lo más seguro es que me va a contestar ¡Plop! El Aitel ya me va ha responder. Cortito; pero no dejará de enviar sus señales de humo. Sé que está con mucha pega. Y de seguro que me dirá dónde cometí faltas a la ortografía. Deformación profesional, me dice. Y lo más curioso: la aparición de JK. No me manda correo pero aparece sorpresivamente dentro de la cocina preguntando ¿qué decía la carta del Cucho? Eso fue absolutamente surrealista.
Quería conocer el texto porque supuso que mi texto respondía a otra cosa muy distinta de lo que realmente decía. El texto está hecho, al igual que este, con elementos autobiográficos, habla de una vida que es la de todos: la de nosotros la Generación 71; una vida hecha de rostros fugaces; los muertos o aquellos no aparecen y que pueden recordarse para siempre, de palabras escritas hace siglos que hablan de nosotros, que hablarán de nosotros, de la nostalgia del pasado y la certeza de que hay fantasmas que nos visitan en el sueño para darnos un abrazo. A algunos; esos fantasmas les dan un abrazo de carne y huesos y quedan enganchados, cual carnada. En realidad esto era lo que hubiera querido decirle a Sonia pero se lo dije de otra forma.
- Te explico: . . .
¿Sonita, Sonita me estás escuchando?
- Si Monín.

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