Jorge Abarca Castelli , debe ser el primer universitario que conocí, aunque la verdad sea dicha, nos conocimos un par de días antes de ingresar a la universidad. Suceso que encausó nuestra amistad porque nos
conocimos con un chiste que le articulé, mientras estampábamos nuestras firmas
de ingreso. “La cuevita que tuvimos,”
Éramos los últimos de la fila. Chiste no necesariamente gracioso, pero dadas nuestras comunes circunstancias detonaron
una sonrisa con achinamiento de los ojos y que es, su mejor marca de fábrica. (La foto debo alinearla a la izquierda).
En cuarenta años sigue prodigándome esa mirada sonriente y siempre socarrona, acaso pícara, que una vez fue alterada por unos ojos de asombro y perplejidad cuando le comuniqué – ya enfrascados en nuestras luchas libres – que no votaría por él. Lo hice por un afán de cortesía y manifestación de lealtad a nuestra amistad y porque él estaba a mi derecha. Perfectamente podría haber callado.
En cuarenta años sigue prodigándome esa mirada sonriente y siempre socarrona, acaso pícara, que una vez fue alterada por unos ojos de asombro y perplejidad cuando le comuniqué – ya enfrascados en nuestras luchas libres – que no votaría por él. Lo hice por un afán de cortesía y manifestación de lealtad a nuestra amistad y porque él estaba a mi derecha. Perfectamente podría haber callado.
Dice él, que soy yo, quien lo recuerda, pero la verdad, es
él, quien me lo saca en cara cada vez que puede, generalmente cuando logramos
llegar a nuestro whisky N° 2 con dos de hielo.
Jorge es arquitecto italiano, con característica chilena y habilidad socrática para desarticular cualquier frase que le parezca sospechosa; es un dubitativo por naturaleza y no por confuso o vacilante sino porque siempre duda y si algo le parece asertivo dirá: "interesante" con un acento más siciliano que toscano, lo cual no siempre es aceptación del concepto que halaga; será una tarea que se llevará para la casa. Tú debes dar por sentado que en la próxima reunión llegará con la camorra para ametrallarte...con ideas por supuesto.
Jorge es arquitecto italiano, con característica chilena y habilidad socrática para desarticular cualquier frase que le parezca sospechosa; es un dubitativo por naturaleza y no por confuso o vacilante sino porque siempre duda y si algo le parece asertivo dirá: "interesante" con un acento más siciliano que toscano, lo cual no siempre es aceptación del concepto que halaga; será una tarea que se llevará para la casa. Tú debes dar por sentado que en la próxima reunión llegará con la camorra para ametrallarte...con ideas por supuesto.
Hace algunos años me envió un documento que leí con
satisfacción y fue escrito en Italia. Lo alabo, porque si hubiera sido yo, habría escrito algún
texto sobre el arte, el ornamento, la historia de la pompa, el detalle del chirimbolo, qué sé
yo. Jorge, fiel a su coherencia y rigurosidad académica, lo hizo abarcando el tercer mundo. Razón más que
suficiente para pregonar su escrito sobre:
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LAS CAUSAS DEL SUBDESARROLLO
DEFINICIONES
¿Qué es el
subdesarrollo? o ¿cuándo podemos decir que nos encontramos frente a un país
desarrollado o frente a un país subdesarrollado? Entre los estudiosos hay
diversos puntos de vista que los lleva a formular distintas definiciones y a
utilizar variados indicadores para establecer el nivel de desarrollo de un país
(Producto interno per cápita, grado de instrucción de la fuerza de trabajo, consumo de energía
per cápita, etc.). Uno de los indicadores más difundidos es aquel que se
refiere al ingreso per cápita, “cuando este último es bajo, deberíamos
encontrarnos en una situación de retraso”[1]. Este
criterio respondería más a la realidad si se considerara el modo en el cual se
distribuye dicho ingreso; puesto que, aún cuando el ingreso per cápita de un
país fuese alto y sin embargo gran parte de la población se encuentra en
condiciones de miseria o simplemente de pobreza, ese no es país desarrollado.
En la
literatura económica, señala Paolo Albani: con el término “desarrollo” se
entiende un sostenido cambio estructural, una transformación social que se
realiza en un país por efecto, entre otras cosas, del mayor peso del sector
industrial y de los servicios respecto de la agricultura...”[2]. Interesante la
definición que hace Viner, el cual clasifica como desarrollado: un país que
tiene buenas perspectivas potenciales de usar más capital o más trabajo o más
recursos naturales disponibles, o los tres factores simultáneamente, con el fin
de sostener su población a un nivel de vida más alto o si su ingreso per cápita
es ya alto, sostener una población más numerosa a un mismo nivel de vida.[3]
Podemos
concluir que existe una cierta confusión al momento de establecer qué es el
subdesarrollo. Sin duda, hay algunas características comunes, propias de los
países subdesarrollados; entre estas, ciertamente la más importante es “la
pobreza” a causa de la cual gran parte de la población vive en condiciones de
miseria. Esto se verifica al margen del producto interno per cápita, del
grado de instrucción de la fuerza de trabajo, de la cantidad de industrias,
entre otros. Este elemento o característica principal, “la pobreza” refleja muy
bien el grado de subdesarrollo de un país, y puede medirse teniendo en cuenta
el porcentaje de la población que vive en esas condiciones. Cualquier intento de medir el grado de subdesarrollo de una nación
sin considerar este factor, a mi juicio, está destinado a confundir las cosas.
Una de las tesis más conocidas sostiene que el
subdesarrollo es una condición
originaria, un estado primitivo, a través del cual han pasado todos los países,
caracterizado por elementos estructurales como la pobreza, la baja
productividad del trabajo, la existencia de una tecnología atrasada, la fuerte
dependencia de una agricultura primitiva, etc.[4].
Esta
interpretación me parece decididamente poco atendible, no es necesario ser un
historiador para darse cuenta que el estado en el cual se encuentran hoy los
países subdesarrollados, es un estado en el cual jamás se encontraron los
países desarrollados. Los tiempos han cambiado, la tecnología es más avanzada,
la información es tempestiva, la mentalidad, y en general toda la sociedad es
muy distinta; también las relaciones entre los países es distinto. El modo de actuar del sistema capitalista es diferente, ya
que se ha adecuado a los tiempos. Por otra parte es difícil imaginar una
agricultura atrasada que emplea las maquinarias agrícolas más modernas y que
tienen una enorme productividad destinada fundamentalmente a la exportación,
como sucede actualmente en muchos países subdesarrollados. Por esta razón, decir
que los países subdesarrollados actuales se encuentran en un estado primitivo
igual o similar a aquel que alguna vez tuvieron países como Inglaterra,
Alemania, Japón o la misma Italia, me parece un error de proporciones, que no
sólo ignora la historia, sino que ni siquiera está basado en un mínimo de buen
sentido común.
En todo
caso, la interpretación arriba expuesta es útil al sistema dominante. Me parece que esta interpretación
es muy dañina; tesis de este tipo , dificultan la comprensión del fenómeno y por
cierto, no contribuyen a la búsqueda de soluciones que permitan salir del
estado de atraso y pobreza propio de los países subdesarrollados.
La cooperación
italiana al desarrollo (aún cuando, sin duda, no es sólo la italiana) pareciera
ser que se ha inspirado en una interpretación de este tipo, vale decir, que es
una cuestión de tiempo o de madurez, como sostiene Rostow[5],
puesto que “es una condición originaria, un estado primitivo, a través del cual
han pasado todos los países...”[6], por
lo tanto, cooperar quiere decir acelerar los tiempos; por esta razón los países
desarrollados nos mandan sus técnicos
“maduros” para hacer “madurar” a nuestros técnicos; cooperan creando programas
de desarrollo pensados y ejecutados por los “maduros”, debido a que los países subdesarrollados
tienen una sociedad primitiva incapaz de proponer sus propios programas de
desarrollo. Aún cuando ésta es la actitud dominante asumida por los gobiernos y
organizaciones de los países desarrollados, quisiera destacar la postura
adoptada por el grupo de trabajo del
IPALMO al referirse acerca de las “Intervenciones Extraordinarias y de
Emergencia”, critica fuertemente dicha actitud: Es necesario reconocer que
los hambrientos del tercer mundo hoy día no son interlocutores. Simplemente
mueren en silencio. Son los excluidos del ciclo económico de producción y
reproducción. Son el surplus de población que el sistema no acepta mantener ni
reinvertir. Pero existe el riesgo que puedan llegar a ser tantos en tiempos tan
breves que convulsione el sistema mismo.[7]
Pero este
grupo va mucho mas lejos haciendo una dura crítica al sistema imperante que yo
comparto sin reservas: A menudo los intereses económicos de los países
donantes hacen de la política de ayuda un accesorio de la política comercial.
Es también bastante frecuente que intereses de política exterior hagan de la
política de ayuda un instrumento para estrategias y entendimientos que nada
tienen que ver con el problema del subdesarrollo. En fin, los interlocutores de
las políticas de ayuda pertenecen, en general, a la elite gobernante de los PVD
(Países en Vías de Desarrollo) que casi nunca representan los intereses
de la mayoría de la población pobre.
Por una
parte la integración económica internacional extrae riqueza de los países
pobres y de los pobres de los países pobres a favor de los países ricos y por
otra parte la redistribución (la ayuda) es interceptada por los ricos de los
países pobres, o privada de significado ya que es utilizada para beneficiar
grupos de presión de los países ricos.[8]
Otra tesis
que ha tenido bastante difusión se refiere a la condición dualística de la
sociedad. Según esta interpretación el subdesarrollo se debe a la coexistencia
de dos sistemas sociales distintos: capitalista y feudal; la parte más atrasada
de la sociedad se atribuye a características feudales, mientras que la parte
más avanzada es atribuida a características capitalistas, y por lo tanto, según
esta tesis el subdesarrollo se debe a que no se ha desarrollado el capitalismo.
Esta interpretación también me parece equivocada puesto que se habla de dos
sistemas completamente distintos que actúan en un mismo país y bajo un mismo
gobierno; como si pudiesen convivir dos sistemas sin que el más fuerte absorba al más débil,
sobretodo si tiene riquezas que explotar,
(al menos por la información que poseo, a través de la historia pasada y contemporánea,
esto no ha sucedido). Es igualmente sabido que el capitalismo actúa prontamente
en ciertas regiones cuando se descubre alguna riqueza y la abandona con la
misma rapidez cuando esta riqueza desaparece, así sucedió, por ejemplo, en
Brasil: Al interior de Brasil, en Minas Gerais y en Goias, se descubrieron
grandes cantidades de diamantes y de oro...[9] . Existió un gran
desarrollo en esa región; se construyeron ciudades, se desarrollaron una serie
de actividades constructivas, de transportes, comerciales, culturales, etc.
Todo este progreso se debió a las riquezas encontradas. Después de cuarenta
años: La economía mineraria de la región central cae en un rápido declino.
Oliveira Martins, un historiador del siglo pasado, resume: “la provincia de
Minas (Gerais) aparecía en ruinas, los habitantes aislados entre ellos por
leguas y leguas... era una triste decadencia y una desolación
generalizada”...Celso Furtado observa aún: “(Con) el declinar de la producción
de oro aparece una rápida y general decadencia... toda la economía se destruyó,
con los centros urbanos en decadencia y una gran parte de los habitantes
dispersos en una economía de subsistencia en una amplia región de transportes
difíciles”...Hoy esta es la otra región importante en la cual es relevante la
autoridad del coronelismo –que es llamado feudal- pero es el resultado del
mismo capitalismo y de sus contradicciones internas.[10]
Algo
similar sucedió en Chile con el salitre, los nitratos chilenos servían para desarrollar la agricultura
europea, que entonces estaba en pleno desarrollo técnico, en parte gracias a
los fertilizantes chilenos. Después de la primera guerra mundial, Alemania
inventó un sustituto sintético a menor precio; y las minas chilenas de nitrato
ya sustancialmente agotadas, fueron en gran parte abandonadas.[11] Por
lo tanto fueron abandonadas poblaciones completas, quedando verdaderas ciudades
fantasma.
Esto
claramente no sucedió sólo en el campo de la minería, también, por ejemplo, en
la agricultura. Existieron - sin duda existen todavía - empresas multinacionales
que explotan la tierra indiscriminadamente que la utilizan hasta su agotamiento
dañándola gravemente, sin tomar las medidas necesarias para que esto no suceda.
Si se hubiesen tomado las precauciones más elementales, como por ejemplo:
cambiar los cultivos en ciertos períodos, o variar el tipo de cultivos, o
utilizar maquinarias y pesticidas que no dañen la tierra, etc. Si todo esto
ocurriese o hubiese ocurrido, el daño provocado por las multinacionales sería
menor. Pero desgraciadamente estas empresas quieren el máximo de ganancia con
el mínimo de riesgo. Podría jugar un rol determinante en estas opciones
indiscriminadas, la inestabilidad política de ciertos países explotados. Esta
inestabilidad podría determinar un cambio imprevisto de gobierno y por
consecuencia un posible freno a la explotación.
Frank
critica fuertemente esta interpretación que habla, como dije, de la
coexistencia de dos sistemas sociales distintos: El desarrollo y el
subdesarrollo son causa y efecto el uno en el otro en el desarrollo global del
capitalismo. Llamar “capitalista” el desarrollo, y atribuir el
subdesarrollo al “feudalismo”, es una interpretación gravemente equivocada, que
lleva a grandes errores políticos. Si el feudalismo no existe, no puede ser
abolido. Si el subdesarrollo y los males actuales de la agricultura se deben al
capitalismo, difícilmente pueden ser eliminados “extendiendo ulteriormente el
capitalismo. En este caso es el capitalismo, no el feudalismo, que debe ser
abolido.[12]
En fin se
puede concluir que el capitalismo actúa en cualquier parte sólo si hay
ganancias. Por esta razón las regiones consideradas atrasadas no se
desarrollarán con el capitalismo si no se prevé una ganancia sustancial y
rápida con el mínimo de riesgo y con el mínimo de esfuerzo.
Resumiendo
no comparto ninguna de las tesis que hablan del subdesarrollo como fruto de un
estado primitivo, o de una inmadurez. Tampoco estoy de acuerdo con la teoría
dualística de la sociedad.
Creo que la tesis defendida por Andre Gunder Frank es correcta. El
subdesarrollo, dice Frank es la consecuencia necesaria de algunos siglos de
desarrollo capitalista y de las contradicciones internas del capitalismo. Estas
contradicciones son la expropiación del surplus económico de los más y su apropiación
por parte de una minoría, la polarización del sistema capitalista en un centro
metropolitano y en satélites periféricos, y la continuidad de la estructura
fundamental del sistema capitalista a través de toda la historia de su
expansión y transformación, debido a la persistencia y la reproducción de estas
transformaciones en cada lugar y tiempo. Mi tesis es que estas contradicciones
del capitalismo y el desarrollo histórico del sistema capitalista han generado
subdesarrollo en los satélites periféricos, cuyo surplus económico era
expropiado, determinando al mismo tiempo desarrollo económico en los centros
metropolitanos que de ese surplus
se apropiaban; sostengo además que este proceso todavía continúa.[13]
Las metrópolis internacionales, serían los países
desarrollados y sus satélites los países subdesarrollados. Este sistema
funciona en todos los niveles: internacional, nacional, local o sectorial; un
satélite a nivel internacional puede ser al mismo tiempo una metrópolis a nivel
nacional. Más bajo es el nivel de la metrópolis, lógicamente, menor es la
apropiación de surplus económico. Las metrópolis internacionales se apropian
del surplus producido por sus satélites a través de mecanismos tales como:
presiones gubernativas, fundamentalmente de tipo político-económico;
iniciativas a favor de empresas multinacionales que operan en todos los campos:
industrial, agrícola, tecnológico, etc; a través del monopolio comercial y
financiero, entre otros. Bastante común es el hecho de que todas o casi todas las
riquezas de los países subdesarrollados, totalmente o al menos en gran parte,
son de sociedades o empresas metropolitanas.
La cooperación al desarrollo,
según mi apreciación, ayuda, sino directamente, indirectamente a la apropiación
de surplus por parte de la metrópolis que es aquella que administra este tipo
de cooperación. No debemos olvidar que la metrópolis tiene el capital y la
tecnología. No es un misterio que estos dos potentísimos elementos son
utilizados para comprar minas, tierras, industrias, etc. y para crear un
sistema informativo y propagandístico destinado a crear el consenso en torno al
sistema capitalista y a evitar sobretodo la toma de conciencia acerca de cuan
negativo sea este sistema para la gran mayoría de la población mundial. En fin si
todas las medidas de control se muestran insuficientes para consolidar el
sistema, la metrópolis se sirve de los aparatos militares locales, adiestrados
expresamente con el objeto de defender sus propios intereses (muy conocidos son
los golpes de estado que son la expresión de lo expuesto).
Estoy plenamente de acuerdo con
la tesis defendida por Frank, es decir: para ayudar a desarrollar nuestros
países es fundamental apoyar todas las iniciativas internas tendientes a
sustituir el sistema capitalista por otro sistema que permita realmente el
desarrollo de nuestros países. Comparto también la afirmación de Frank, cuando
señala que una interpretación equivocada sobre las causas del subdesarrollo
puede llevar a cometer graves errores políticos. Estos errores en vez de ayudar
al desarrollo, acentúan el subdesarrollo como de hecho sucede y ha sucedido en
la mayor parte de los países subdesarrollados.
ASPECTO CULTURAL
Después de haber analizado las
principales interpretaciones sobre las causas del subdesarrollo,
fundamentalmente desde el punto de vista económico-político, podemos analizar
otro punto de vista, quizás aún más importante; me refiero al aspecto cultural,
específicamente aquel referido a la Psicología social. Ya treinta años atrás, Erik
Form había percibido la importancia de hacer un análisis de los fenómenos
sociales que abarcase todos los aspectos: políticos, económicos, psicológicos,
etc.
Mientras a los inicios del
siglo diecinueve, existía la tendencia a ver la causa de todos los males en la
falta de libertad política, y particularmente del sufragio universal, los
socialistas y especialmente los marxistas, insistían en la importancia de los
factores económicos. Ellos creían que la alineación del hombre fuese
consecuencia de su rol de objeto de explotación y de uso. Por otra parte
pensadores como Tolstoj y Burckhardt insistían en el empobrecimiento moral y
espiritual como causa de la decadencia del hombre occidental; Freud señalaba
que los disturbios del hombre moderno consistían en la excesiva represión de
sus instintos y en las consiguientes manifestaciones neuróticas. Pero cada
explicación que analice un solo sector en desmedro de los otros es
desequilibrado y por lo tanto errado. Las explicaciones económico-sociales,
espirituales y psicológicas ven el mismo fenómeno bajo diversos aspectos, y la
tarea del análisis teorética es precisamente ver como estos distintos aspectos
estén relacionados entre ellos y como se influencian recíprocamente.[14]
En muchos países de África se
creía que con la conquista de la independencia se resolverían todos sus
problemas. Se tuvo posteriormente que constatar que una vez lograda la
independencia los mismos problemas permanecían, aún más, habían empeorado. Esto
a mi juicio, no hace más que reafirmar el juicio de Form arriba señalado.
Precisamente porque la realidad no es tan simple o parcial, el problema debe
ser afrontado integralmente y objetivamente, sin prejuicios, que como más
adelante explicaré, no hacen más que reafirmar el actual estado de cosas.
Cuando digo que estoy de acuerdo
con la tesis defendida por Frank, que el problema lo constituye el mismo
sistema capitalista y que dicho sistema debe ser destruido, me refiero a todo
aquello que hace que este sistema sobreviva, es decir, a la política económica,
social, administrativa y a toda la mentalidad consumista, individualista, etc.
Con esto no quiero decir que bastan un par de leyes o la buena voluntad de la
clase dirigente para cambiar este sistema. Nos encontramos con frecuencia
frente a una mentalidad adquirida por un pueblo entero, con grandes complejos y
prejuicios que contribuyen a frenar un posible cambio.
Casi todos los países que eran colonia llegaron a
ser países subdesarrollados y casi todos los países colonizadores resultaron
desarrollados. Esto tiene una fácil explicación: el hecho de ser colonia
implica necesariamente una subordinación política y económica. Pero sobretodo
quién detenta el poder, para mantenerlo, debe crear una mentalidad que lo
sostenga. Esta mentalidad está basada fundamentalmente en el desprecio de los
dominadores sobre los dominados. Este desprecio durante la colonización se
manifestó privando al pueblo dominado de todos los beneficios que había
obtenido con su propia cultura. El invasor hace sentir su poder pisoteando la dignidad
del pueblo sometido e imponiendo su propia cultura. Al principio la conquista
es feroz, porque los sometidos oponen resistencia debido a que tienen
conciencia de que están siendo despojados de todo; después la presión se
atenúa, porque se pierde esta conciencia y tanto los dominadores como los
dominados terminan por considerar natural el sistema imperante. Refiriéndose a
la conquista Wolf comenta:
La conquista no destruyó la
población sólo físicamente; ella dañó la estructura tradicional de su organización
social y el conjunto de motivaciones que la animaban... De este modo los indios
no soportaron sólo la explotación y la destrucción física, sino que también la
pérdida de la cultura y en el curso de estos acontecimientos perdieron también
la conciencia de pertenecer a un orden social que hacía un uso tan indigno de
sus recursos humanos.[15]
El sistema capitalista actúa,
como dije, en todos los niveles y estos son interdependientes. Por lo tanto
necesariamente, la mentalidad es también adquirida en todos los niveles. Es
así, por ejemplo, que a nivel internacional los países desarrollados desprecian
a los países subdesarrollados, esto ocurre también a nivel nacional y
sectorial, la clase económicamente más fuerte desprecia a la clase económica
más débil. Jaques Chonchol, Ministro de agricultura del ex presidente chileno
Salvador Allende, haciendo referencia a la discriminación racial en el sector
agrario decía:
Aquí el problema de la
discriminación racial se da no solamente
a nivel de latifundistas, sino que también en todos los niveles
sociales, aún en los sectores más pobres. ... Esto nos revela como la
discriminación racial no es simplemente un problema que implica una lucha
contra los latifundistas, sino que es algo que está incrustado en la realidad social
de la provincia en todos los niveles. Porque a menudo sucede que los modelos de
comportamiento de los estratos superiores sean asumidos también a niveles
medios e inferiores dando vida a un cuadro social bastante complejo.[16]
Este desprecio termina por crear verdaderos
complejos. Complejos de superioridad cuando se es más fuerte, sobretodo
económicamente (no olvidemos que el capital es el elemento más importante de
poder en un sistema capitalista), y complejos de inferioridad cuando se es mas
débil. A nivel internacional el complejo de superioridad se manifiesta, por
ejemplo, cuando los países desarrollados toman decisiones que interesan a los
países subdesarrollados sin siquiera consultar su parecer. Este complejo, en
menor grado, se manifiesta también entre países desarrollados; así sucedió, por
ejemplo con la reciente agresión bélica, realizado por Estados Unidos en contra
de Libia. Esta agresión que afectaba a muchos países, especialmente a
aquellos del Mediterráneo, se hizo
consultando sólo a los países de la
CEE , pero sin siquiera tomarlos en consideración.
El complejo de inferioridad se
manifiesta aceptando el desprecio sin criticarlo o en el mejor de los casos
criticándolo tímidamente, quizás por temor a decir algo que pueda desencadenar
la ira del “superior”.
En la cooperación al desarrollo
esta situación se percibe claramente. Casi siempre el país cooperante programa
la ayuda sin tomar en consideración (complejo de superioridad) la opinión de
los países a los cuales va destinada dicha cooperación y por otra parte los
países que reciben la ayuda aceptan pasivamente (complejo de inferioridad) sin
reaccionar.
Se da el caso, por desgracia
bastante frecuente de que los intelectuales del Tercer Mundo demuestren temor
de ser manipulados o adoctrinados por otros intelectuales, especialmente si
pertenecen a países considerados más avanzados. Esta actitud demuestra un gran
complejo de inferioridad que a mi juicio debe ser combatido.
Generalmente la clase dominante defiende sus
intereses que son aquellos que el sistema protege. Todo esto es comprensible;
pero el hecho que preocupa es que una parte relevante de los sectores medios y
bajos que son víctimas del sistema, lo apoyan a pesar que los daña y desprecia.
Indudablemente este fenómeno de “autodestrucción” es debido a lo que denominaré
“ignorancia adquirida”, es decir, aquel tipo de ignorancia provocada por una
información equivocada y no por una falta de información. Esta
“autodestrucción” se produce también a nivel internacional, donde la mayor
parte de los países subdesarrollados apoya y hace suyas las políticas
económicas, sociales, educacionales, etc. de los países desarrollados,
acentuando el subdesarrollo y favoreciendo, al mismo tiempo, el desarrollo de
los países ya desarrollados.
Los prejuicios son un tipo de “ignorancia
adquirida”, que como ya dije, se debe a la recepción de información errónea.
Esta falsa información puede ser emitida con la intención precisa de crear una
atmósfera, de hacer prevalecer una determinada opinión, de provocar una manera
de reaccionar particular, etc. de manera tal de impedir una evaluación objetiva
de un determinado fenómeno. Fromm
percibe la importancia que tiene la “atmósfera” para poder examinar
ciertos fenómenos con objetividad; Desgraciadamente mientras escribo la
palabra “socialismo” y “marxismo” están cargadas de una gran fuerza emotiva que
es difícil examinar estos problemas en una atmósfera serena. La asociación que
se hace hoy día de estas ideas en mucha gente es aquella de “materialismo”,
“ateismo” , “violencia sanguinaria” o algo similar; en síntesis cosas odiosas y
malvadas. Se puede comprender tal reacción solamente si se considera el hecho
en que las palabras pueden asumir una función mágica y si se tiene cuenta de la
disminución, tan característica en nuestra época de la serenidad en el
pensamiento, es decir, de la objetividad.[17]
Esto fue escrito en Estados Unidos alrededor del
año 1955, es decir, hace más de treinta años; se puede afirmar que las cosas
hoy día, acerca de este fenómeno, no han cambiado mucho. La información
concientemente equivocada es transmitida, como decía, para crear una atmósfera,
un consenso, y quién hace posible este tipo de información está conciente. Sin
embargo estoy convencido que frecuentemente el mismo informante termina por
convencerse que su información es justa y objetiva, quizás porque, como dice
Fromm: Por cuanto irracional e
inmoral sea una acción, el hombre sufre un invencible estímulo a
racionalizarla, es decir, a probarse a sí mismo y a los demás que su acción
está determinada por la razón, por el buen sentido o, al menos, por la
moralidad convencional. El no tiene dificultad para actuar irracionalmente pero
es casi imposible que él no le de una motivación racional.[18]
El medio principal que se usa para crear prejuicios
son, sin duda, los medios de comunicación de masas cada vez más eficientes;
mientras antes para crear prejuicios se requerían generaciones, hoy en cambio
son suficientes pocos años, meses o incluso, en algunos casos sólo días. Esta
rapidez con la cual hoy es posible manipular la información y por lo tanto las
personas, es debido, naturalmente, a los grandes progresos técnicos. Pero creo
que también ha tenido relevancia, en la formación de los “prejuicios
inducidos”, el progreso que se ha desarrollado en el campo psicológico.
Testimonio de estos hechos es la permanente y repetida propaganda no sólo
comercial sino que también política, social, económica, etc. de la cual tenemos
ejemplos todos los días cuyos resultados son evidentes; en campo comercial, la
carrera al consumismo; en el campo de la política internacional se han hecho
verdaderos milagros, baste pensar que personas de las más diversas
proveniencias, de diversas regiones geográficas, con diferentes recursos económicos,
climas, etc.; así como también de culturas, razas, condiciones sociales,
completamente distintas, tengan una visión tan positiva del capitalismo, a
pesar de la dura realidad que la mayor parte de los países en los cuales este
sistema actúa.
Esta propaganda bien o mal intencionada pareciera
ser que logró, generando prejuicios, crear un consenso en torno al capitalismo.
La emisión de información, no intencionalmente
equivocada, debido a prejuicios, a lecturas mal comprendidas, a razonamientos
equivocados, o simplemente debido a la falta de elementos de juicio o a la
incapacidad de comprender un determinado fenómeno, etc., puede ser
desinteresada, porque es involuntariamente errónea, pero no por esto es menos
dañina. Todas las informaciones transformadas en prejuicios son recibidas y
emitidas a todos los niveles. Prejuicios tenemos, más o menos, todos:
estudiantes, profesionales, y desgraciadamente , también quién detenta el poder
decisional.
Algunos personajes afortunadamente han sido capaces
de vencer los prejuicios y han podido analizar más objetivamente los fenómenos
estudiados, dando a mi juicio, una verdadera contribución a la superación del
subdesarrollo.
Frances Moore Lappé y Joseph Collins, en su trabajo acerca del hambre
ponen de relieve la necesidad de superar ciertos prejuicios para poder entender
este fenómeno, al inicio de su estudio se lee: En nuestro estudio sobre el hambre, para entender ciertas cosas
tuvimos que comenzar por olvidar otras. Estamos hablando de diez difundidos
prejuicios que nos han impedido inicialmente comprender que es lo que origina
el hambre, y en que modo ciertos países están atacando el fenómeno desde su
raíz para lograr la seguridad alimenticia.[19]
Otro personaje que ha hecho una contribución muy
importante para esclarecer el fenómeno del subdesarrollo es Andre Gunder
Frank, antes citado. Al contar su
experiencia personal nos ha permitido entender que también las personas
preparadas deben superar grandes prejuicios para poder responder más
científicamente a los problemas que se presentan, y que desgraciadamente la
gran mayoría de los estudiosos no logran superar; cuando Frank habla de su
experiencia personal dice:
El
ambiente social e intelectual del cual provengo es la clase media
norteamericana, y mi formación profesional es aquella del área más reaccionaria
de la burguesía americana (mi principal profesor de teoría económica llegó a
ser el más importante asesor económico de Barri GoldWater en la campaña
presidencial de 1964). Cuando llegué a América Latina cerca de tres años atrás,
pensaba que los problemas del subdesarrollo se deben sobretodo a problemas
internos de escasez de capitales, de instituciones feudales y tradicionales que
impiden el ahorro y la inversión, de concentración del poder político en las
manos de oligarcas rurales, y muchos de los otros obstáculos imaginarios de
universal conocimiento que se suponen impide el desarrollo económico de las
sociedades consideradas tradicionalmente subdesarrolladas. Había leído a Paul
Baran, pero sin entender ni a el ni a cualquier parte del mundo. Las
intervenciones sobre políticas de desarrollo, como las inversiones en capital
humano y las estrategias discontinuas de desarrollo económico, que mi
investigación académica me habían conducido a publicar en revistas especializadas,
eran más o menos del mismo tipo de aquellas de mis colegas, aún cuando no
llegaba al extremo de las políticas monetarias clásicas y de las políticas y de
los análisis de actitudes y motivaciones pseudoweberianas y neofreudianas.
...Para aprender a realizar investigaciones en las ciencias sociales que fuesen
dignas de ese nombre, para llegar a ser socialmente y políticamente más
responsable, y para sentirme en condiciones de decirle al pueblo de los países
subdesarrollados qué tipo de política de crecimiento económico podía servirles,
debí abandonar mi comportamiento liberar y el ambiente metropolitano e irme a
los países subdesarrollados para aprender allí la verdadera ciencia y economía
política en el sentido clásico pre liberal y marxista post liberal. Tuve que
liberarme de la máxima liberal, según la cual sólo la neutralidad política
permite la objetividad científica, una máxima que se usa a menudo para defender
la irresponsabilidad social, el cientismo seudo científico y la reacción
política. ...Así otra implicancia de estos estudios es que, en este ramo de la
ciencia y de la política, para ser responsable tanto intelectualmente como
socialmente y, quisiera agregar, para lograr un nivel científico adecuado y una
eficacia política, es necesario despojarse de los estereotipos científicos y
políticos que la mayor parte de nosotros, marxistas y no marxistas, en la
metrópolis y en las colonias, ha heredado del desarrollo capitalista
metropolitano en la época del liberalismo.[20]
Creo que estos ejemplos son de una importancia
fundamental porque revelan una enorme capacidad de autocrítica y de amplitud
mental indispensable para superar las barreras culturales, sociales,
psicológicas, etc. que impiden la comprensión de fenómenos tan complejos como
el hambre en el mundo o el subdesarrollo. Es difícil cuestionar las propias
convicciones, sobretodo cuando están profundamente arraigadas, cuando son el
producto de una cultura al interior de la cual se incuban grandes prejuicios.
La tendencia predominante es aquella de reforzar nuestras convicciones, en vez
de cuestionarlas.
Creo que gran parte de los que intervienen en la
cooperación al desarrollo, conciente o inconscientemente no quieren ver los
problemas del subdesarrollo puesto que, por una parte, ello requeriría un
esfuerzo mayor (crear nuevas vías), y por otra parte, el riesgo de perder las
actuales posiciones. Posiciones que muchas veces se deben a una serie de
compromisos políticos, religiosos, económicos, etc. que claramente responden a
una determinada mentalidad, y por lo tanto a ciertas posturas irrenunciables
que frecuentemente se contraponen a aquellas que se deberían adoptar para
permitir el verdadero desarrollo de nuestros países.
CONCLUSIONES
En esta breve relación creo haber logrado, aún
cuando de manera sintética, explicar cuan complejo sea el problema del
subdesarrollo y a individualizar algunos de los factores más importantes, a mi
juicio, que impiden el desarrollo
integral de nuestros países. Mi esfuerzo, como se ha visto, ha estado centrado
hacia la comprensión de este fenómeno, debido a que estoy convencido que este
es el problema de fondo.
En los trabajos elaborados por el IPALMO se
abordaron temas sectoriales: industria, agricultura, crédito, transporte, etc.
Pero no fueron consideradas las relaciones que entre estos sectores se produce;
este hecho es para mi fundamental. Algunas de las presentaciones han hecho
referencia a otros argumentos, pero sólo referencias parciales que no
consideran el problema en su globalidad. No se pueden proponer programas de
desarrollo industrial, agrícola, sanitario, etc. separadamente, sin considerar
la influencia que estos programas pueden tener en la realidad a las cuales
vienen propuestas. Si no se tiene en cuenta esta realidad, se corre el riesgo
de obtener el efecto contrario al deseado; en vez de promover el desarrollo de
un país, se puede inconscientemente acentuar el subdesarrollo, así de hecho
sucedió y, según creo, continúa sucediendo con la actual cooperación. A menudo
la cooperación al desarrollo crea mayor dependencia porque obstaculiza el
desarrollo autónomo, tan necesario para un verdadero y sostenido crecimiento de
los países considerados subdesarrollados.
En fin, si se quiere entender el problema del
subdesarrollo y estar habilitados para proponer efectivos programas de
desarrollo, estoy firmemente convencido que es indispensable superar los
factores que impiden la comprensión de este fenómeno. Para superar estos
factores (prejuicios, complejos, falta de autocrítica, etc.) es fundamental el
intercambio permanente de diferentes ideas y experiencias. Teniendo en cuenta
estas consideraciones, la iniciativa de desarrollar este seminario me parece
muy positiva debido a que genera este intercambio. Desgraciadamente esta
iniciativa ha tenido un apoyo muy débil, no solamente desde el punto de vista
económico sino que también moral. Estoy conciente que es la primera vez (de
acuerdo a mis antecedentes) que miembros de países subdesarrollados han sido
convocados para dar su opinión sobre la cooperación italiana al desarrollo. Por
este motivo, objetivamente no se podía esperar más, ya que los complejos de
superioridad en relación a nosotros están aún muy radicados.
Este es el primer paso y como tal debe ser
valorado; pero pienso que es indispensable seguir adelante dando nuevos pasos
no sólo en la confrontación ideológica y de experiencias, sino que también en
un total y efectivo compromiso de todos aquellos que están interesados en los
problemas del subdesarrollo, para la elaboración y la gestión de los programas
de crecimiento. Desgraciadamente estos objetivos están todavía muy lejos; lo
demuestran, entre otras cosas, las leyes y diseños de leyes sobre la
cooperación al desarrollo y sobre los extranjeros en Italia, en las cuales se
pueden encontrar deficiencias propias de un inadecuado conocimiento de las
realidades a las cuales se refieren. Esto indudablemente se debe a una falta de
compromiso real con los países pobres.
[1]Marcello Carmagnani e
Alessandro Vercelli. “Il mondo contemporáneo. Economia e Storia 2” . La Nuova Italia. 1978. pág.
882
[2] Ibid., pág. 878
[3] Ibid, pág. 882
[4] Ibid, pág. 886
[5] Nigrizia Aprile 1985. pág.
9
[6] Ver nota 4
[7] Documento elaborado por el
IPALMO para la
Segunda Conferencia sobre Cooperación al Desarrollo
[8] Idem
[9] Andre Gunder Frank. “Capitalismo
e sottosviluppo in America Latina”. Serie política 11 Einaudi. 1969. 5ª
Ed.1977, pág. 189.
[10] Ibid, pág. 190-191
[11] Ibid, pág. 111-112
[12] Ibid, pág. 277
[13] Ibid, pág. 27
[14]Erich Fromm. “Psicanalisi
della società contemporanea”. (Rinehart & comp..) Inc., New York 1955) © Erich Fromm, 1955 © 1960,1981,
Edizioni di Comunità Pubblicazione CDE
spa – Milano su licenza della Edizioni di Comunità, pág. 260-261.
[15] Andre Gunder Frank. Op. cit., pág.159
[16] Basso-Rossanda-Glauser e
altri. “L’esperienza cilena”. Il Saggiatore, Milano 1974, pág.296-297
[17] Erich Fromm, op. cit. pág. 238
[18]Ibid. pág. 70
[19]Frances Moore Lappé y Joseph Collins. “Buggie
sulla fame” Edizioni EMI. 1985 Bologna, Pág. 7
[20] Andre Gunder Frank. Op. cit., págs. 21-22-23
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