Rubén Cárcamo Bourgade

domingo

CARTA DE MIGUELITO a MAFALDA (Un recuerdo de Joaquín Salvador Lavado --> Quino)

(Este texto fue fusilado de alguna página de internet )

Querida Mafalda: 
En este día tan especial me acordé de tu cumpleaños...¡Cómo pasa el tiempo! Nacimos en el corazón de un país que soñaba. ¡Cuántas utopías! ¡Cuántos deseos de crecer, de mejorar las cosas! Nos tocó convivir con un tiempo de hombres creativos: Luther King, Che Guevara, Juan XXIII, John Kennedy; nos trasmitieron el sentido de la justicia, el valor de los sentimientos, la maravillosa aventura de pensar con la propia cabeza...

Ayer me preguntaba por nuestra amiga Libertad, aquella pequeñita que un día encontraste en una playa, no me acuerdo si era Santa Teresita o Mar de Tuyú, me acuerdo todavía cuando la presentaste a tus padres...Era vivaracha y quemadita por el sol de febrero.
¿Vive Libertad?
¿Es verdad que la mataron durante la dictadura? Dicen que la torturaron y su cuerpo desapareció en el Río de la Plata...Me cuesta pensar que se murieron sus sueños.
¿Y si vive? ¿Estará filosofando sobre la fragilidad de las cosas y el sentido de la vida?

¿Que fue de Susanita?
¿Se casó?
¿Pudo realizar su vocación de ser madre?
La imagino viviendo en alguna ciudad de provincia, paseando del brazo del marido en una tarde de verano, contenta con sus hijos y cuidando el primer nieto, realizada como tantas comunes mujeres....

Supe de Manolito, que perdió sus ahorros durante el corralito y no soportó la crisis.
Los últimos días lo vieron cabizbajo, murmurando palabras incoherentes, abandonado como un mendigo en una estación de trenes, triste y abatido como tantos....

Sé que Felipe vive en La Habana, que probó con el cine, que tiene un taxi y que habla a los turistas de Fidel y de la revolución con el mismo entusiasmo de cuando vivía en Buenos Aires...

A Guille, tu hermano, lo escuché tocar, hace poco, en la Scala de Milan. Alcancé a conversar con él después de su presentación. Vive en Ginebra, nunca se arrepiente de haber emigrado de Argentina, me contó que es feliz con su nueva pareja...

Y tú, querida amiga, ¿cómo estás? Hace tanto tiempo que no tengo noticias tuyas. Sé, por otros, que sigues escuchando la radio, que lees los diarios del mundo, que te duele el Irak como te dolía Vietnam. Sé que trabajas para la FAO por los pueblos del hambre, que estás indignada por la prepotencia de Bush. Me llegó tu pedido para juntar medicinas para los Médicos sin Fronteras, sé que siguen las reuniones en tu departamento de París, que estás confundida, inquieta y preocupada por el futuro del mundo... En fin, Mafalda, sé lo suficiente como para saber que sigues viva, viva en el alma, niña como siempre...


¿Y tus viejos? ¿Se quedaron en Buenos Aires? ¿Se cambiaron de barrio? ¿Te escribes con ellos? Si así fuera, dales mis saludos, que tengo muy bellos recuerdos de ellos en especial de tu vieja - doña Raquel -  que me soportó todas las veces en que me hice el invitado en tu casa.  Y dime a dónde puedo ir a visitarlos.
Me gustaría que mis hijos los conocieran.

De parte mía sigo escribiendo siempre, renegado porque me falta tiempo; creyendo, como siempre, en el valor de la sinceridad, perdiendo oportunidades por manifestar mis ideas. Algunos días estoy triste y deprimido, pero puede siempre más la alegría que la tristeza...
El mundo no mejoró mucho desde la época en que vivíamos juntos en nuestra patria. A veces, cuando miro el globo terráqueo encuentro tu mirada, pienso en todos aquellos que lo miran como tú, en los ojos de los que protestan, de los que no se conforman, y de los que viven en la atmósfera del optimismo y de la justicia...
Esos ojos, junto a los míos, te desean un buen día, querida amiga, por otros 40 años tan intensos y jóvenes como los que has vivido.

Un beso grande de tu amigo que te quiere como siempre.                              Miguelito.

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